No hace mucho tiempo tuve
un pequeño altercado con una familiar por culpa de la dichosa violencia de
género y la obsesión enfermiza compulsiva de que el machismo es cosa de todos
los hombres y de que todas ellas son victimas nuestras. Siempre dije que los extremismo
nunca son buenos y más cuando no se admiten las estadísticas si estas no
confirman lo que las feministas proclaman a los cuatro vientos, así que tras
ser tildado de mentiroso y machista de mierda, me fui a mi archivo en la nube a
sacar viejos artículos sobre el tema y para mi sorpresa salieron esos y otros,
que me hicieron ver al trasluz las maniobras barriobajeras de los que hacen que
un hombre de paja tire la piedra y si no esconde la mano a tiempo, pues peor
para él.
Siempre me pregunte el
porqué la mayoría de la gente sigue votando a los mismos a sabiendas que los
están dejando como el gallo de Morón, la respuesta me llego tras analizar el
porqué desde el 2006, no hay estadísticas de violencia de género femenino,
ósea, de esposas, queridas, amantes, etc, que se cargan al esposo, querido,
amante, etc. (De los cientos que se suicidan por maltrato psicológico femenino,
hablaremos otro día)
La respuesta es simple,
no interesa porque eso pondría en igualdad de condiciones a hombres y mujeres y
esa no es la labor gubernamental pues lo que al gobierno le interesa actualmente es aislar al
individuo y dividir lo más posible la sociedad volviéndose así más
manejable ésta (divide y vencerás). Ellas ven como el gobierno las defiende de
ellos y ellos, solos y acojonados, ni gurgutan por miedo a ser el blanco de las
iras de las extremistas radicales y, porqué no, de su pareja.
Siempre me hizo gracia
que las mujeres echen la culpa de sus menores sueldos al machismo reinante sin
pararse a pensar que si su jefe fuera una mujer, el asunto sería el mismo pues
los que deberían corregir el desfase son los que gobiernan, esos mismos que
ganaron las elecciones con los votos de ambos sexos y no algo tan impersonal y
genérico como el “machismo”.
El gobierno tiene nombres
y apellidos, pero también guardias y leyes que los amparan mientras que el machismo
es como Dios, se le puede echar todas las culpas con el único temor de que de
verdad exista Dios y te joda el descanso eterno, pero en la vida real puedes
arremeter cuando quieras contra los dos porque no esperas castigo alguno, y más,
cuando es el propio gobierno el que alienta detrás de los medios de
comunicación a dilapidar a todos los hombres por ser todos ellos unos
asquerosos machistas de mierda y desviar del ojo crítico otros problemas mas acuciantes matando así, tres pájaros de un solo tiro .
Yo les pregunto a mis
hijos el porqué no salen más y cuando salen, él porque nunca hay chicas, la
respuesta es deprimente, “no quieren complicaciones”. Mirando mis archivos
descubrí un antiguo articulo donde decía que en Italia cada vez había menos
italianos pues los italianos”tampoco querían complicaciones” y, o vivían solos
o en caso de vivir en pareja, tenían un solo hijo. El problema estaba en que
llegaban emigrantes que se traían después a sus ocho hijos, tíos, abuelos y
cuñadas que a su vez procreaban como conejas desplazando a la raza autóctona a
mínimos históricos.
No hace mucho leí otro
artículo, esta vez sobre Japón, donde los chicos y las chicas “no quieren
complicaciones” y el índice de natalidad esta cayendo en picado y hasta se
prevé la desaparición de Japón para dentro, eso sí, de una pila de años.
El problema no está en el
machismo en sí mismo, está en la cobardía de los(as) que no quieren enfrentarse
al verdadero enemigo (el gobierno) y conformarse con tirarse al cuello de un podenco de paja que lo único que quiere, al parecer, es no complicarse la vida.
Toda esta movida
carecería de sentido si la distracción no tuviera como fin la manipulación de
las masas, esas que ya carecen de valores, esas donde formar una familia es una
complicación, esas, que aun blandiendo la bandera de la libertad en manada se
sienten solas y desarraigadas. Esas que cuando escuchan la canción que les
cantaba su mama de pequeños de mano del bipartidismo, corren a depositarles su
voto por añoranza del pasado, de la unión familiar, de las cenas de Nochevieja,
y es que nuestra sociedad se ha convertido en Una, Sola y Triste, que siempre
que le tocan su fibra sensible llora sin importarle nada si después, el músico,
les da por el culo (Orto en Argentino).
Esto ni es un alegato ni
pretende serlo a favor del pobrecito varón domado, hijos(as) de puta, siempre
han existido y existirán, con este escrito, lo único que pretendo es hacer ver
que todo es una manipulación para conseguir un fin, el de que nada cambie para
que todo siga igual.
Soy el primero en luchar
por la igualdad de género, pero jamás me dejare manipular ni callar por nadie y
mucho menos por quienes tendrían que ser justos y ecuánimes con ambos sexos
reflejando la verdad del problema y no escondiendo bajo la alfombra lo que políticamente
no les interesa. Nuestra sociedad se va a la mierda porque el poder ha creído
oportuno enfrentar a hombres y mujeres para seguir teniendo en exclusividad el
mango de nuestra sartén o quizás, y no lo echo en saco roto, detrás de todo está
en que el problema demográfico se les está escapando de las manos y que mejor
que, muerto el perro, se acaba la rabia.